Como todos los años en estas fechas voy a sembrar las semillas de Ginkgo Biloba, que recogí en el día de Navidad en los jardines de Cecilio Rodríguez junto a la antigua Casa de Fieras del Retiro en Madrid.
Después de dos meses encerradas en la botella de plástico en las que las guarde, bañadas en el jugo, un tanto pestilente que sueltan las cerezas que las envuelven, me dispongo a sembrarlas, aprovechando esta mañana soleada de domingo.
Comienzo preparando la tierra, una mezcla de sustrato con algo de humus de lombriz. Voy rellenando los alveolos …
… y apretando un poco la tierra para que queden bien rellenos.
Una vez preparado los semilleros, tenemos que abrir la botella, conviene utilizar guantes, que después tendremos que tirar.
Corto la botella por la mitad y echo las «cerezas» de Ginkgo en una cubeta.
Ahora vamos desmenuzando la cereza y vamos plantando los «huesos», las semillas en los alvéolos del semillero.
En esta foto podéis ver una cereza.
Continuamos con la tarea hasta completar todos los alvéolos, cubriendo después con una capa de tierra todas las semillas.
A continuación un riego abundante para que asiente bien la tierra, y suave para que no la erosione.
Termino poniendo unos trocitos de caña o unos palitos para evitar que los pájaros escarben la tierra.
Ahora, a mantener el riego, no excesivo, ya esperar a que broten con un verde claro muy característico. Suelen germinar un 60% de las plantadas.
Como veis es fácil y gratificante. Animo y plantar.
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